jueves, 27 de junio de 2013

BURBUJAS DE PLACER

Cuando una relación de pareja es estable y los años de convivencia van pasando hay que procurar mantener viva la pasión y no caer en la rutina diaria. ¿Qué mejor que hacerlo rodeados de agua?

Los sexólogos recomiendan ser creativos y dar rienda suelta a la imaginación, recuperando esa capacidad de inventiva infantil. Uno de los elementos que puede ayudar a una pareja a salir de su rutina es el agua. Son muchos los que ven en ella un elemento primitivo natural, que se identifica con la creación de vida y lo erótico.
Los romanos, tan preocupados siempre por los placeres mundanos, ya eran grandes aficionados a este tipo de juegos acuáticos. Los patricios poseían grandes bañeras de mármol, parecidas a los actuales jacuzzis donde solían practicar el sexo en pareja.

Sea baño o ducha, lo cierto es que la sensación placentera del agua unida a unas caricias envueltas en oloroso jabón, además de relajar la piel, contribuyen a despertar la sensibilidad de todo el cuerpo.

Una ducha conjunta puede ser un agradable ejercicio que sirva, además, para liberar la energía contenida. En ocasiones, el agua puede ayudar a conseguir un sexo sereno, íntimo y gozoso.

Si deseas probar a darle una agradable sorpresa a tu pareja con un juego acuático divertido y relajante, no dejes que se te escape ningún detalle. Para empezar procura tener a mano un buen jabón hidratante y suave cuyo aroma sea agradable, y regule la temperatura del agua, de tal forma que no esté ni muy fría ni muy caliente. Ambienta el baño con una música suave, unas cuantas velas alrededor de la bañera y unos pétalos de rosa flotando sobre el agua llena de espuma.
En este entorno idílico, se dan la mano muchos elementos que ayudan a potenciar y mejorar el deseo sexual de la pareja: la visión de los cuerpos desnudos, el tacto de la piel suave y tibia, las reacciones a las caricias más simples, la intimidad que se llega a crear y el ambiente sensual que rodea la escena...

Todo ello, además de lo que cada uno de los miembros de la pareja pueda poner de su propia imaginación, contribuye a que bien en la bañera o fuera de ella se llegue a culminar una activa relación sexual.

Hacerlo dentro de la propia ducha puede ser toda una experiencia. El que el sitio no sea muy espacioso hace que se favorezcan los roces y la complicidad, de esta manera el deseo irá creciendo poco a poco hasta que no se pueda contener.
María Álvarez