La práctica del sexo casi siempre se reduce al acto sexual sin
más, a la búsqueda del máximo placer para satisfacer lo más posible a tu
pareja.
La práctica del sexo casi siempre se reduce al acto
sexual sin más, a la búsqueda del máximo placer para satisfacer lo más
posible a tu pareja.
La mayoría de las parejas se limitan a hacer el amor sin establecer una relación verbal antes, durante o después de practicar el sexo. Cuando el acto se reduce al paso de los minutos y al cambio de posiciones sin preguntar a la pareja, el fallo en la relación es la falta de comunicación en el sexo.
La solución: saber pedir lo que más te satisfaga. El sexo será más agradable y placentero. La comunicación es el pilar básico de la pareja sobre el que se sustenta el funcionamiento mejor o peor de la relación.
Hablar del sexo es tan importante como cualquier otro tipo de conversación o comunicación. El sexo marca la pauta y puede ser tema de fuertes discusiones, e incluso, motivo de separación.
La eficacia de la comunicación cuando se trata de cuestiones sexuales depende en gran parte de la autoestima de la persona y lo que ésta cree que vale. Una persona con baja autoestima tratará estos temas de manera muy diferente. Cuanta más confianza tiene uno en sí mismo, más podrá hablar de las necesidades que tiene a su pareja, para conseguir la armonía en las relaciones sexuales y transmitirla al resto de campos de la relación. De ahí que sea muy importante la relación verbal como parte complementaria de la sexual.
Sin embargo, el sexo a menudo se ha considerado un tema tabú dentro y fuera de la pareja, motivado la mayor parte de las veces por la timidez y falta de confianza de alguna de las partes. ¿Por qué evitan hablar de lo que les gusta realmente, de las posturas que más excitan o de lo que se hace de manera forzada para agradar a su compañero/a?
La única comunicación que se establece, en ocasiones, es la que se realiza a través de las posturas y de los gestos, dejando a un lado el aspecto verbal. En muchas ocasiones no se llega a establecer una conversación pausada sobre las relaciones sexuales que mantiene la pareja, sobre lo que te gusta hacer o no.
La mayoría de las parejas se limitan a hacer el amor sin establecer una relación verbal antes, durante o después de practicar el sexo. Cuando el acto se reduce al paso de los minutos y al cambio de posiciones sin preguntar a la pareja, el fallo en la relación es la falta de comunicación en el sexo.
La solución: saber pedir lo que más te satisfaga. El sexo será más agradable y placentero. La comunicación es el pilar básico de la pareja sobre el que se sustenta el funcionamiento mejor o peor de la relación.
Hablar del sexo es tan importante como cualquier otro tipo de conversación o comunicación. El sexo marca la pauta y puede ser tema de fuertes discusiones, e incluso, motivo de separación.
La eficacia de la comunicación cuando se trata de cuestiones sexuales depende en gran parte de la autoestima de la persona y lo que ésta cree que vale. Una persona con baja autoestima tratará estos temas de manera muy diferente. Cuanta más confianza tiene uno en sí mismo, más podrá hablar de las necesidades que tiene a su pareja, para conseguir la armonía en las relaciones sexuales y transmitirla al resto de campos de la relación. De ahí que sea muy importante la relación verbal como parte complementaria de la sexual.
Sin embargo, el sexo a menudo se ha considerado un tema tabú dentro y fuera de la pareja, motivado la mayor parte de las veces por la timidez y falta de confianza de alguna de las partes. ¿Por qué evitan hablar de lo que les gusta realmente, de las posturas que más excitan o de lo que se hace de manera forzada para agradar a su compañero/a?
La única comunicación que se establece, en ocasiones, es la que se realiza a través de las posturas y de los gestos, dejando a un lado el aspecto verbal. En muchas ocasiones no se llega a establecer una conversación pausada sobre las relaciones sexuales que mantiene la pareja, sobre lo que te gusta hacer o no.
La comunicación gestual, sin duda, también es
fundamental e, incluso en muchas ocasiones, esos gestos expresan mucho
más que la palabra, pero esta siempre complementa a los gestos.
Se trata, por tanto, de establecer cuales son las preferencias de cada uno. Es cierto que estamos expuestos a muchos factores externos que pueden influir en la educación sexual. La televisión, los amigos, el ambiente en el que nos movemos puede influenciarnos de cara a nuestros deseos y cultura sexuales. Pueden ser malas o buenas influencias, pero en absoluto sustitutivas de los deseos sexuales cuando se tiene pareja estable.
Otra cosa muy distinta es el sexo entre parejas no estables. Aquí la comunicación prácticamente no se produce. Todo se reduce al acto sexual puro y duro. La única comunicación es la búsqueda de placer mutuo.
Se trata, por tanto, de establecer cuales son las preferencias de cada uno. Es cierto que estamos expuestos a muchos factores externos que pueden influir en la educación sexual. La televisión, los amigos, el ambiente en el que nos movemos puede influenciarnos de cara a nuestros deseos y cultura sexuales. Pueden ser malas o buenas influencias, pero en absoluto sustitutivas de los deseos sexuales cuando se tiene pareja estable.
Otra cosa muy distinta es el sexo entre parejas no estables. Aquí la comunicación prácticamente no se produce. Todo se reduce al acto sexual puro y duro. La única comunicación es la búsqueda de placer mutuo.
Luis Navarro