viernes, 31 de mayo de 2013

Conversaciones de gimnasio

El que crea que al gimnasio se va a quemar calorías o a ligar es un viejuno. Al gimnasio se va a construir teorías filosóficas sobre la vida y los hombres. Y estas aportaciones al acervo cultural de la humanidad tienen lugar en sitios íntimos como la sauna, los vestuarios o el spa. Si no pasas la mitad de tu tiempo de gimnasio en uno de estos tres lugares estás perdiendo miserablemente tu tiempo, aunque consigas convertir el 40% de la grasa de tu cuerpo en músculo.
Uno de los grandes temas a debate es el pubis. No el pubis en sí mismo, sino cuánto vello se ha de llevar puesto, si se debe optar por el estilo hippy natural salvaje, por el natural discreto, por el depilado integral doloroso e higiénico, o por el depilado ampliamente conocido como “ticket de metro”.

El estado del pubis marca el estatus de tu vida sexual, según he podido averiguar. A más pelos, menos amantes. A más diseño corresponde una vida sexual más sofisticada. No es que esto refleje fielmente a la realidad, pero hablamos de símbolos. Y de construir cuidadosamente la imagen que quieres dar.
Para llegar a formular verbalmente tus dudas hay que pertenecer a una comunidad de chicas y chicos de gimnasio de los que ejercitan su cuerpo a la misma hora, veneran al mismo entrenador personal, dominan la jerga en uso, toman algún suplemento vitamínico y ya se han contado la vida en verso.

Porque la primera aproximación a este asunto crucial y contemporáneo es puramente visual. Uno se mira lo suyo y compara: “¡Oh, qué mal lo llevo! ¡Mira que mono ese! ¡Uff, aquel tiene que haber dolido lo suyo!”. De repente notas que hay “trendsetters” de los bajos mundos y sientes un deseo irresistible de preguntar: ¿Dónde te haces la cera? ¿Quién es el/la artista?

Después de callarte varias semanas, intentar explicarle a tu depiladora de siempre lo que quieres, fracasar y que te vuelva a crecer el pelo, por fin te lanzas. Entonces, como una ola, florece la conversación y un vivo debate, y te sientes líder de una tribu largamente reprimida en su derecho a la libertad de expresión.
Mi recién adquirido liderazgo me lleva a iniciar un estudio entre mis amigos hetero con buen gusto y sensibilidad (un grupo minúsculo en franca vía de extinción). El objeto de mi trabajo de campo es cuánto pelo es demasiado y cuánto es demasiado poco. Mi pregunta, de aproximación puramente estética, desata todo tipo de suspicacias. Pero nada me aparta de mi objetivo académico.

Las respuestas que obtengo son variadas, pero pueden resumirse en tres grandes grupos. Los agnósticos: “La verdad es que no me entero de si van muy depiladas o no”. Los empáticos: “Hombre, supongo que debe doler lo suyo, pero me gusta disfrutar de claridad y un poco de definición. Tiendo a perderme en las selvas oscuras”. Los minimalistas: “Odio el pelo en cualquier sitio que no sea la cabeza”.

Regreso con mi valiosa información a la comunidad que generosamente me ha acogido como líder. La variedad de exigencias les crea angustia e incertidumbre. No es fácil sobrevivir en un mercado libre y competitivo. Optamos por el socorrido: “Sé tú misma”. Escojo diseño y compro un bono de sesiones de depilación láser. Previamente, paso por la farmacia y compro una crema anestésica que me pondré una hora antes. Te digan lo que te digan, la depilación láser duele y la fama cuesta. 
Fuente: Mujerhoy.com 

jueves, 30 de mayo de 2013

Cómo ser multiorgásmica: ¿se nace o se hace?

Todas las mujeres son multiorgásmicas. La afirmación es contundente y su autora es Francisca Molero, sexóloga y directora del Institut de Sexología de Barcelona, quien señala, eso sí, que el orgasmo múltiple requiere de un aprendizaje y de un entrenamiento que ayude a favorecer la respuesta sexual, al tiempo que reconoce que además depende de muchos factores, como la motivación, la edad, el estado físico e incluso las expectativas sexuales.
 
Para ser multiorgásmica es fundamental, por un lado, reconocer claramente las señales fisiológicas del orgasmo y, por el otro, atender a dos aspectos: tener dosis importantes de curiosidad y evitar las hipótesis o expectativa preconcebidas en torno a las relaciones sexuales. "Hoy en día la sexualidad de lo que menos se nutre es del instinto. Olvidamos muchas veces que la sexualidad es una capacidad que se tiene que desarrollar a la que hay que dedicar tiempo, necesita de un aprendizaje donde la parte práctica es importante, pero también lo es el conocimiento", argumenta la doctora Francisca Molero, directora del Institut de Sexología de Barcelona. Por eso la sexóloga considera importante quitarse encima el peso de los aspectos morales y concentrarse en los fisiológicos.

A la hora de reconocer las señales fisiológicas del orgasmo, la sexóloga aclara que no es lo mismo los condicionantes que una persona tiene en el autoerotismo o en la masturbación, pues en esta actividad la función básica de una persona es la búsqueda de placer, la persona se conoce, sabe lo que le gusta, cómo y con qué intensidad, lo que hace que sea más fácil que se dispare la respuesta sexual, mientras que cuando se tienen relaciones sexuales con una pareja existen otros condicionantes pues, de alguna manera, "delegas en otra persona una parte de esa búsqueda del placer", estás pendiente de la reacción y respuesta del otro... Muchas veces, además, tenemos falsas expectativas sobre cómo han de ser las relaciones sexuales, expectativas basadas en modelos que no son reales, sino que son productos de mercado y que producen malestar y frustraciones cuando no se consigue lo que vemos en estos modelos. Estas falsas expectativas tienen que ver tanto con diferentes prácticas sexuales y su consecución, como con las expectativas en torno a la posibilidad de que la pareja adivine en cada momento lo que deseas y acierte. Se llegan incluso a pensar en términos semejantes a esta frase: "Si no sabe lo que me gusta, es que no le importo". Y eso se hace en muchas ocasiones sin hablar con la pareja sobre temas como: lo que te gusta y lo que no, lo que más te excita y lo que no, lo que te hace sentir incómoda y lo que no... Esta visión irreal de las relaciones sexuales se suele dar más en aquellas mujeres que se conocen poco sexualmente y que tienen poca comunicación con la pareja, si la tienen. 
Otra de las formas de actuar que no favorece la respuesta sexual es la necesidad de controlar la situación que tienen algunas mujeres. "Cuando hablamos de que a la hora de mantener una relación sexual tenemos que estar relajados, nos referimos a la mente, no al cuerpo. El sexo es tensión muscular, máxima sensibilidad y actividad en el cuerpo, pero relax en la mente", explica la directora del Institut de Sexología de Barcelona, Francisca Molero.

El estado de la vagina es otro de los aspectos que hay que atender a la hora de garantizar la respuesta sexual. Es importante conocer la vulva y la vagina, saber cómo funciona, reconocer que somos capaces de contraerla o relajarla a voluntad y buscar soluciones si esto no sucede. "El confort vulvo vaginal es importante para la satisfacción sexual, aunque entendamos que la sexualidad no es solamente genitalidad", explica la sexóloga.

En líneas generales, el entrenamiento y la curiosidad contribuyen a favorecer la respuesta sexual, si bien hay que tener en cuenta aspectos como el estado de la vagina y la movilidad de la pelvis (las posiciones también influyen en la consecución del orgasmo). Por último, cabe destacar la apreciación de la doctora Molero para no llevar a engaños, y es que, aunque en general las mujeres no necesitan un periodo refractario para disfrutar de los orgasmos de forma continua, cada mujer es única, lo que hace que unas puedan vivir orgasmos explosivos, o tranquilos, que les lleven a necesitar un tiempo determinado para poder disfrutar de otro. 
Mujerhoy.com / Raquel Alcolea

¿Qué comer y qué no para tener buen sexo?

Todo, desde lo que comes hasta el tipo de ejercicio que haces te hace sentir más o menos sexy y tener una vida sexual más activa. Algunos alimentos actúan como asesinos de la libido y otros, la disparan. “El vínculo entre la comida y el sexo es real, no está solo en el pensamiento , dice Cynthia Sass, autora del libro 'S.A.SS Yourself Slim'. Según su teoría, algunos alimentos y nutrientes tienen un papel especial en la estimulación del deseo y en la salud sexual. Otros, en cambio son auténticas duchas frías. Aquí os dejamos una lista de unos y otros: 
 
Los buenos

1. Fresas

No son solo sexies por las miles de películas en que hemos visto esta fruta roja acompañada de un champán caro en una bañera de un hotel no menos caro. La verdadera razón es que las fresas mejoran la circulación sanguínea, lo cual mejora la función sexual en hombres y mujeres. Además, son ricas en antioxidantes que benefician al corazón y las arterias y contienen abundante vitamina C. Ambas condiciones se relacionan con un mejor conteo de espermatozoides en el esperma. Si las fresas se sumergen en chocolate negro fundido (rico en metilxantina) se convierten en el mejor estimulante natural de la libido.

2. Aguacate

Esta super fruta es rica en vitamina E, potasio y vitamina B6. Todo esto supone un cóctel de antioxidantes que protege de la enfermedad cardiovascular y promueve un mejor flujo sanguíneo. También es una fuente de grasas monoinsaturadas cardiosaludables. Cualquier cosa que ayude a la circulación y al corazón es positiva para la vida sexual.
3. Almendras

Contienen zinc, selenio y vitamina E, que son vitaminas muy importantes para la salud sexual y la reproducción. El selenio es útil para los problemas de infertilidad y junto a la vitamina E ayuda a fortalecer el corazón. Por su parte, el zinc estimula la producción de hormonas sexuales masculinas y estimula la libido. El flujo sanguíneo es vital para tu vida sexual, por lo que el consumo de “grasa buenas”, como el Omega 3 que abunda en las almendras, es una buena idea.

4. Sandía

Estamos ante una fruta baja en calorías, pero con un potencial estimulante de la libido muy alto. Una investigación de 2008 firmada por Texas A&M research sugiere que el licopeno, la citrulina y el betacaroteno encontrados en la sandía pueden ayudar a relajar los vasos sanguíneos y funcionar como un estimulante natural del desempeño sexual.


Malos

5. Patatas fritas y todos los fritos, en general

La mayoría de los fritos y casi toda la comida rápida contiene ingentes cantidades de grasas trans y saturadas, que pueden afectar al corazón y a la circulación, así como crear placas en las arterias. Concretamente, las patatas fritas están asociados con un alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, que es una de las enfermedades que tienen un mayor impacto en el desempeño sexual, tanto en hombres como en mujeres.

6. Carne Roja

Rica en grasas saturadas y colesterol. Una dieta rica en carne está asociada al riesgo de padecer diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedad cardiovascular, enfermedades que afectan la circulación periférica y, por tanto, la vida sexual. Un estudio publicado en 2006 en la revista Chemical Senses sugiere que comer demasiada carne podría ser el resultado de tener un olor corporal menos atractivo.

7. Alcohol

Una copa de vino te puede hacer sentir más relajada y hacerte olvidar la timidez. Ya sabes que el alcohol es el gran lubricante social. Pero el alcohol es uno de los peores enemigos de tu vida sexual. Demasiado alcohol reduce el deseo sexual, la excitación y la sensibilidad. Además, te puede hacer tomar decisiones incorrectas e inseguras de las que te arrepentirás probablemente el día después. 
Mujerdehoy.com / Karelia Vázquez

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miércoles, 29 de mayo de 2013

¿Influye el tamaño del pene en la satisfacción sexual?

Si valoramos la frase en un sentido puramente físico, la respuesta es "no", pues tal como explican los expertos "la sexualidad no es genitalidad". Sin embargo, la respuesta negativa no es contundente y tiene matices, pues los complejos derivados del tamaño de los genitales sí que pueden afectar en la satisfacción sexual.
La influencia del tamaño del pene en la satisfacción sexual, en el sentido puramente físico de la frase, sólo tendría cabida en el caso de los micropenes (aquellos cuyo tamaño en erección es inferior a los 6 centímetros). Pero la pregunta puede tener mucho más recorrido, dando lugar a los consabidos matices. Y es que, como explica Francisca Molero, codirectora del Institut de Sexología de Barcelona, aunque el tamaño de los genitales no influye en la satisfacción sexual, sí que pueden influir los complejos. De hecho, uno de los aspectos más importantes para garantizar el placer en una relación sexual es la seguridad en uno mismo. "Cuando un hombre piensa que tiene un pene pequeño, este complejo repercute en el modo en el que interacciona con sus posibles parejas, independientemente de que sean esporádicas o estables", explica.

Por eso cuando a la sexóloga se le pregunta cuál sería un tamaño estándar, destaca que el nivel de desarrollo de cada hombre es diferente y que no es adecuado dar cifras exactas. "Es habitual que se tienda a comparar, sobre todo en el caso de los más jóvenes. Aquello que parece estar dentro de la 'norma' nos hace sentirnos seguros, mientras que todo lo que se salga de esa supuesta normalidad, nos puede afectar a la hora de mantener relaciones sexuales", argumenta.

Una de las alertas en este sentido podría ser crearse falsas expectativas y sensación de malestar cuando uno se compara con modelos o actores que aparecen en películas eróticas o pornográficas. "Hay que tener en cuenta que en las películas el tamaño del pene puede mostrarse distorsionado o percibirse mucho mayor al que pudiera tener en realidad, debido a la perspectiva, al plano, a la iluminación e incluso en algunos casos al consumo de fármacos para potenciar la erección", comenta Molero. 
Los aliados para superar complejos
La educación sexual y la práctica de habilidades emocionales que refuerzan la autoestima permiten minimizar desde la infancia los complejos relacionados con el tamaño del pene. "La sexualidad no es genitalidad. Es algo que tiene que ver tanto con el cuerpo como con la mente, pues el cerebro es el mayor órgano sexual que tenemos", comenta la sexóloga del Institut de Sexología de Barcelona, que además asegura que la vagina se adapta a todo tipo de tamaños y que en el caso de las relaciones heterosexuales es mucho más habitual que a una mujer le preocupa más o le retraiga más pensar que el pene es demasiado grande y que la relación sexual puede resultarle dolorosa. En este sentido, asegura la sexóloga, un pene que no fuera grande partiría con ventaja en las relaciones sexuales.

Evitar la "focalización" en un problema o en un complejos es otro de los recursos que propone la sexóloga: "Si en lugar de sentir, no dejas de pensar y poner toda tu atención en el problema (complejo, eyaculación precoz, miedo, inseguridad...) se dispara el sistema simpático y por ende la ansiedad". Por eso, Francisca Molero pone el acento en que es importante entender que no sólo cada relación es diferente sino que cada actividad sexual es también diferente y hay que estar siempre a la expectativa. Eso sí, de forma activa.  
Fuente: Mujerhoy.com / Raquel Alcolea

Siete de cada diez españolas tienen sexo una vez por semana pero quieren más

Casi siete de cada diez mujeres españolas (68%) mantienen relaciones sexuales al menos una vez por semana, pero el 80% afirma que les gustaría tenerlas con mayor regularidad. Así se desprende del Informe europeo sobre hábitos sexuales "¿Qué quieren las mujeres?", presentado hoy y que recopila información sobre la sexualidad de 2.500 mujeres encuestadas de cinco países (Alemania, Austria, España, Portugal y Suecia), de las que 500 son españolas, todas ellas con pareja o relación estable. 
El estudio, realizado por la consultora internacional Strategy One con la colaboración de Pfizer, pone de relieve que España ocupa el segundo lugar del ránking tanto en satisfacción sexual como en frecuencia, solo por debajo de Portugal.
Respecto al hecho de que las españolas tengan relaciones sexuales regularmente y a la vez deseen aumentar la frecuencia, el responsable de Pfizer Francisco García Pascual lo ha justificado al afirmar que "es como el que tiene dinero, pero quiere tener más".
El doctor Vicente Bataller, sexólogo y director del Instituto Valenciano de Sexología, se ha mostrado satisfecho con los datos, a la vez que sorprendido, porque -ha dicho- "esto no es lo que nosotros vemos en consulta". No obstante, ha señalado que los resultados del estudio ponen de relieve que la mujer española "empieza a manifestar sus deseos, aunque otra cosa es que lo exprese en la cama o a su pareja". 
El informe señala también que la mayoría de las españolas (80%) valoran como muy importante o bastante importante tener una vida sexual satisfactoria y el 75% de ellas afirman estar satisfechas. "Bajo los síntomas de no satisfacción sexual subyacen muchos problemas de pareja", ha señalado este sexólogo, quien ha lamentado que "no encontremos tiempo para dedicar al placer".
El egocentrismo del hombre, entendido como que se ocupa solo de su propio placer, es uno de los inhibidores de la mujer a la hora de mantener relaciones sexuales. Así es para un 22% de las encuestadas, que señalan la pereza (16%) y la arrogancia (15%) como otros de los rasgos de la personalidad del varón que "les echa para atrás", según ha explicado Miren Larrázabal, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología. 

En cuanto a las causas físicas que inhiben a las españolas, la halitosis de la pareja ocupa el primer lugar (29%), seguido de la disfunción eréctil (16%) y de la eyaculación precoz (12%).
Larrazabal ha insistido en que "muchas veces los conflictos de pareja llevan aparejados problemas de disfunción eréctil". Alrededor de dos millones de españoles sufren este problema, aunque sólo entre un 16 y un 17% acude a la consulta de un especialista y tardan de 5 a 6 años en tomar la decisión.
El doctor Bataller ha pedido diferenciar disfunción eréctil "de lo que llamamos gatillazo o de la ansiedad del varón ante una situación que le viene grande". Según se desprende del estudio, tres de cada diez españolas aseguran que su pareja ha experimentado alguna vez problemas de disfunción eréctil. Bataller ha explicado que casi todos los hombres a lo largo de su vida "van a tener fallos de erección", pero debe ser persistente en el tiempo para que sea considerado un problema sexual, y ha asegurado que, en cualquier caso, "tiene solución". 
La falta de erección afectaría a la frecuencia de las relaciones sexuales para el 25% de las españolas, un dato que, según este experto, significa que "seguimos teniendo relaciones exclusivamente coitales, ya sean vaginales, orales o anales". "Hay que educar que más allá de introducir el pene en la vagina o en cualquier otro espacio hay otras cosas que se pueden hacer que dan placer", ha dicho Bataller.
En este sentido, Miren Larazábal ha asegurado que el hecho de que un varón tenga una erección no garantiza la satisfacción sexual y ha señalado que "cada uno de nosotros y nosotras somos responsables de nuestro propio placer". "Los amantes no nacen, se hacen, y la sexualidad necesita ser cultivada", ha sentenciado esta sexóloga.
Fuente: El Confidencial

martes, 28 de mayo de 2013

“Las mujeres jóvenes admiran a las cuarentañeras e incluso las envidian”

Naomi Wolf asegura que "necesitamos relaciones sexuales satisfactorias"
“Hoy en día, la noción de que los ideales de belleza son una construcción social, manipulada por los anunciantes y comercializada con ánimo de lucro, es una convención, no un argumento minoritario”. Así de optimista se muestra la feminista Naomi Wolf (San Francisco, 1962) respecto al calado de sus ideas en un artículo que ha escrito para el rotativo británico The Sunday Times del pasado domingo. Wolf, que hoy cuenta 49 primaveras, se dio a conocer en todo el mundo en 1991 con su libro El mito de la belleza (Salamandra). En él defendía que, conforme la mujer había ganado prominencia social y espacio en la esfera pública, los estándares de belleza física se habían hecho más exigentes, conduciendo a un peligroso aumento de los desórdenes alimenticios y las operaciones de cirugía estética.
Veinte años después, Wolf, que se convirtió tras la publicación de El mito de la belleza en una de las principales voces de lo que se conoce como “la tercera ola” del movimiento feminista, asegura haber superado su miedo a envejecer. En su opinión, pese a que las amenazas a la mujer que identificaba en su exitoso ensayo no sólo no han remitido, sino que en muchos casos han crecido, cada vez más mujeres están decididas a revertir la tendencia: “Hoy la retórica de la imagen se centra en estar lo más sano posible, independientemente de lo que se pese”. 
La escritora explica en el artículo que, pese a haber luchado siempre en contra del mito de la belleza, le quedaba la duda de cómo iba a enfrentarse a su propio envejecimiento. Finalmente, cuenta, no ha experimentado ni un ápice de dolor en la perdida de juventud. Y cree que tampoco lo han experimentado todas las mujeres a las que admira. En su opinión, las mujeres de mediana edad ya no ven a las más jóvenes como rivales, sino como discípulas y, “gracias a los avances en la salud y la sensibilización sobre el bienestar”, muchas mujeres están llegando a los 40 sintiéndose tan bien como en la universidad, y siendo más atractivas que entonces.  Esto, según explica Wolf en el ST, tiene efectos también sobre las jóvenes. “No veo a las mujeres jóvenes mirando a las mujeres talentosas de cuarenta años con lástima o desprecio: veo cómo las admiran e, incluso, les tienen envidia”. 
Una revelación vaginal
Wolf, acaba de publicar un nuevo libro, Vagina: A New Biography, en el que mezcla experiencias personales con sus nuevos pensamientos acerca del órgano genital femenino. Pese a estar mejor que nunca, sentirse deseada, tener éxito y contar con un nuevo amor, Wolf tuvo que pasar por una experiencia que le hizo replantearse ciertas cosas. Tal como explica en su nuevo libro, de un día para otro, la calidad de sus orgasmos decayó. De estar “llenos de luz y color” pasaron a ser algo “apagado y sin vida”. Wolf decidió ir al médico. El origen de la ausencia de placer, tal como ella sospechaba era un problema físico, no psíquico. El médico le diagnostico una tipo leve de espina bífida. Su espina dorsal no estaba correctamente alineada y estaba aplastando una rama del nervio pélvico. 
Todo esto, tal como cuenta Wolf en el libro, fue una revelación: “¿Esto es lo que diferencia a los orgasmos vaginales de los de clítoris? ¿La conexión neuronal? ¿No la cultura, ni la crianza, ni el patriarcado, ni el feminismo, ni Freud? Nunca había leído que la mejor manera de alcanzar un orgasmo, como mujer, tenía tanto que ver con las conexiones neuronales”. Ahora la escritora lo tiene claro: “La vagina y el cerebro son esencialmente una sola red, un solo sistema”. Y esto no es baladí, pues la reconocida feminista está desafiando a toda la anterior corriente feminista, de los primeros 70.
La mujer necesita tener relaciones sexuales satisfactorias
En el libro Wolf mezcla determinados hallazgos científicos con teorías que rozan lo místico. En su opinión, la conexión cerebro-vagina tiene un componente emocional e, incluso, espiritual. De vuelta al feminismo, tal como explica la escritora, existe una epidemia de insatisfacción sexual femenina, que tiene que ver, precisamente, con un desconocimiento profundo sobre su órgano genital y la importancia del mismo. Su tesis final, que ha sido atacada por la mayoría de los columnistas de la prensa anglosajona (mujeres, en su mayoría), por su aspecto reaccionario: las mujeres solo pueden aprovechar su creatividad cuanto están inmersas en una relación sexual satisfactoria. 

El nuevo libro de Wolf ha provocado todo tipo de reacciones en la red y cuesta encontrar alguna positiva. Kaitie Roiphie, conocida columnista del New York Times, Vogue y Slate, donde ha publicado su crítica de Vagina, ha sido quizás la más dura. En su opinión, Wolf se parodia a sí misma en su nuevo libro, y deja más claro que nunca lo que en realidad ha sido siempre, “una criatura de la fantasía pública, un reflejo de nuestro deseo por ser víctimas atractivas, abiertas al reduccionismo, en busca de respuestas fáciles con una narrativa sencilla”.
Al fin y al cabo, como apunta Ariel Ley en The New Yorker, las ideas de Wolf están de moda. Según el columnista, el paralelismo entre Vagina y Cincuenta sombras de Grey ­–la novela erótica que está arrasando entre las mujeres de la edad de Wolf– es evidente: “El libro de Wolf pertenece claramente al mismo reino de la imaginación erótica. La escritora ha encontrado una amante a la que debemos complacer, servir y dar honores. Hay una nueva dominatrix en la ciudad. Y su nombre es Vagina”.  
Fuente: El Confidencial


lunes, 27 de mayo de 2013

Tipos y beneficios de las relaciones sexuales casuales

Dan lugar a problemas, pero no compensan
“No es nada serio, sólo quedamos de vez en cuando”. Una frase habitual que todos estamos hartos de escuchar durante nuestra vida diaria, y que sirve para catalogar un gran número de relaciones que se mantienen en nuestro entorno inmediato. Pero, que al mismo tiempo, generan un gran número de dudas cuando es utilizada, ya que puede hacer referencia a cosas muy distintas, e incluso, en algunos casos, referirse también a relaciones consolidadas que se prefiere mantener en el anonimato. Parece ser, según muestran diferentes investigaciones, que las diferentes definiciones que cada uno de nosotros mantenemos sobre lo que es una relación casual es lo que propicia este tipo de confusiones que, en una instancia ulterior, provoca que los dos miembros de la relación terminen mal al no ser capaces de llegar a un acuerdo de lo que implica su relación. 
Determinadas películas y programas de televisión producidos recientemente han ayudado a visibilizar de manera más clara este tipo de relaciones que en el pasado eran casi tema tabú, como es el caso de las comedias románticas Con derecho a roce (Friends with Benefits, Will Gluck, 2010) o Sin compromiso (No Strings Attached, Ivan Reitman, 201). Y ya se sabe: cuando una película protagonizada por Jennifer Aniston aborda determinada tendencia social, es porque esta ya puede ser aceptada y digerida por el gran público.
Un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Ottawa se ha propuesto averiguar cuáles son las definiciones que circulan en la sociedad sobre el sexo casual; principalmente, pero no únicamente, entre los llamados “jóvenes adultos”. Y llegaron a la conclusión principal de que existen cuatro categorías principales en las que se engloban este tipo de relaciones, que a su vez, implican una serie de reglas no escritas y sentimientos diferentes: amigos con derecho a roce, llamadas calientes, fuck friends y aventuras de una noche. La mayor parte de la bibliografía científica a tal respecto señala que las fronteras entre estas categorías son muy tenues, lo que puede dar lugar a conflicto. Es decir, ¿es necesario consumar la relación para considerar que se “está con alguien”? ¿Cuántos encuentros son necesarios para considerar que se tiene “un amante”? Y, ¿cuál es el grado de intimidad permisible antes de convertirse en pareja?
En lo que sí se muestran de acuerdo la mayor parte de investigaciones es que, a diferencia de lo que ocurre con las relaciones de pareja estables, el sexo casual suele dar lugar a un mayor número de consecuencias negativas, por moralista que pueda parecer esta afirmación. Entre estas se cuentan la propensión a mantener relaciones de riesgo, estrés emocional, sentimientos de culpa y una mayor propensión a sentirse solo o deprimido después del encuentro sexual. 
Llamadas a media noche
En ese sentido, lo que hicieron Jocelyn J. Wentland y Elke D. Reissing fue delimitar las cuatro categorías anteriormente presentadas. La primera sería friends with benefits, el habitual “amigos con derecho a roce”, que definen en su texto como la relación sexual que se desarrolla a partir de una amistad anterior y que, según las estadísticas presentadas, suele mantenerse entre nada menos que el 50% de los estudiantes universitarios. Las investigadoras señalan que este tipo de relación, que tiene “una complejidad añadida”, implica aceptar por parte de ambos miembros de la misma unas reglas tácitas, como son no comunicar la relación a los amigos comunes o no implicarse emocionalmente. Este es, probablemente, el punto de mayor conflicto en este tipo de relación, ya que como señalan los entrevistados en el estudio, “implica un mayor grado de intimidad que otro tipo de relaciones casuales”, por lo que muchas veces los límites no están claros.
Este, el de los amigos (excesivamente) cercanos, es el tipo de encuentro que ha sido estudiado con mayor detalle por las ciencias sociales. En Experiencias y percepciones de los adultos jóvenes en las relaciones de amistad con derecho a roce, tres profesores del Departamento de Psicología en la Universidad de St. Francis Xavier, en Antigonish (Canadá), intentaron averiguar qué era lo que sentían y consideraban como positivo y negativo los participantes en dichas relaciones. Aunque en su mayor parte (un 85%) consideraban que estas relaciones habían sido beneficiosas para ellos, también tenían su contrapartida negativa: podían arruinar sus amistades, volverse demasiado complicadas y dar lugar a sentimientos dañinos cuando ambas personas no se encuentran en la misma longitud de onda. Sin embargo, para la mayor parte de ellos primaba lo positivo: proporciona experiencia, seguridad, confianza y confort, crea sentimientos de compañerismo y cercanía, y encaja bien con las formas de vida de los que participan en este tipo de relaciones. Ah, y por último lugar pero no menos importante, también otorga un acceso sencillo y continuo al sexo. 
Aventuras de una noche
El siguiente grupo definido en el estudio es el de las booty calls, de manera más o menos literal, “línea caliente”. Pero el concepto no hace referencia tanto a las conversaciones por teléfono como las llamadas a horas intempestivas con el objetivo que todos tenemos en mente. La urgencia es lo que define este tipo de relaciones, que de ninguna manera implican el largo plazo. Por eso mismo, señalan las investigadoras, los actos íntimamente emocionales están completamente prohibidos. Así que nada de cogerse la mano o besarse en la mejilla, signos inequívocos de que el amor empieza a aflorar: lo que manda, en este caso, es el atractivo físico del compañero y la actividad sexual inmediata. Como uno de los participantes en el estudio afirmaba, tiene su contrapartida, ya que “si está dispuesta para ti, debes tener presente que probablemente lo esté para más gente”. También, que “cuanto más veces descuelgues el teléfono para mantener este tipo de relaciones, más cerca te encuentras de tener que afrontarlas de manera más seria”. Romper las reglas significa cortar tu línea directa con el placer.
Harina de otro costal son los encuentros que no tienen mayor prolongación en el futuro, y que están caracterizadas por lo misterioso del asunto. Además, el carácter social de este tipo de relaciones no es tan marcado como el de las precedentes, no hay ninguna intimidad (al contrario que con los amigos con derecho a roce) y en ningún momento se debate la posibilidad de una relación. Sin embargo, señala el estudio, algo puede ocurrir algo con este tipo de parejas: que vuelvan a verse y establezcan una relación constante en el tiempo, en cuyo caso estaríamos hablando de lo que las profesoras de la universidad canadiense consideran como fuck buddies. Una categoría que se presta a la confusión, según declaran los consultados en el estudio, con la de amigos con derecho a roce. Según señala la investigación, la frontera se encontraría en el origen de la relación, puesto que estos fuck buddies nunca fueron amigos en un pasado, y no se estaría poniendo en riesgo ninguna amistad previa. 
Entre el amor y el deseo
Esta clasificación no tendría mayor importancia si no fuese porque nos ayuda a saber en qué grado de nuestra relación con el otro sexo nos encontramos, y más importante aún, en cuál no estamos, una de las mayores causas de disputa y desencuentro de este tipo de relaciones entre sexos. Otro estudio editado en el Journal of Experimental Social Psychology por un grupo de investigadores alemanes y holandeses bajo el hombre de Cómo el amor y el deseo cambian las percepciones sobre su pareja señalaba que la motivación que late detrás de nuestras relaciones (¿es amor real o una mera atracción física?) es lo que cambia la visión de nuestros compañeros y la forma en que pensamos de ellos, por lo que quizá, analizando la manera en la que percibimos a las personas de nuestro sexo, podamos averiguar cuáles son nuestros sentimientos reales.
La conclusión es tan sorprendente como ilustrativa: los investigadores mantienen que, debido a que el amor nos hace pensar en el largo plazo, las ideas con que nos expresamos respecto a él son más globales (al igual que ocurre con las amistades) que en las relaciones marcadas por el deseo, sujetas a definiciones locales y limitadas en el tiempo. Esto se traduce en que, por ejemplo, las personas centradas en el atractivo y la lujuria tendían a infravalorar los aspectos más holísticos de la relación y centrarse en los componentes del aquí y ahora (¿dónde vamos a quedar este fin de semana?) y que las condicionadas por el amor procesaban la información a partir de categorías más generales, aunque sin perder de vista lo concreto. Es decir, las personas centradas en el amor eran capaces de mantener ideas generales sobre su pareja (“me gusta estar a su lado”), aunque estas no fuesen necesariamente negativas, al mismo tiempo que conocían los aspectos concretos de la relación (“le quiero, pero conduce mal”). ¿La conclusión? Que lo que diferencia el amor de cualquier otro sentimiento hacia el otro sexo es su sentimiento de eternidad y trascendencia respecto a lo meramente coyuntural. Así que ya sabes: si estás empezando a pensar en una vejez idílica junto a tu amante, quizá estés a punto de romper las reglas…
Fuente: El Confidencial