lunes, 20 de mayo de 2013

El porno casero

La pornografía resulta excitante tanto para los hombres como para las mujeres. Ver a otros manteniendo relaciones sexuales excita y satisface a la voyeurista que todas llevamos dentro. Pero ¿qué pasaría si esos “otros” a los que miráis fuerais vosotros mismos previamente grabados con una cámara?

Los avances de la tecnología ha permitido que cada vez sean más las personas que se asoman a las posibilidad de fotografiarse, o de grabarse desnudos o manteniendo cualquier tipo de actividad sexual. A sí mismos, a la pareja o a ambos a la vez. Sobre todo desde que los procesos digitales permiten realizar tales grabaciones sin necesidad de que el material pase por un laboratorio (no hay riesgos de exponerse a la curiosidad de terceros). Todo queda en la intimidad del hogar y completamente ajeno a las miradas extrañas…, o a la de las personas a quien no queramos hacerles esas confidencias.
Este artículo se referirá a las grabaciones que realizan algunas parejas para su propio disfrute o el regocijo de un circuito muy íntimo de personas. No al que muchas personas realizan en casa con fines comerciales.
Los avances de la tecnología ha permitido que cada vez sean más las personas que se asoman a las posibilidad de fotografiarse, o de grabarse desnudos o manteniendo cualquier tipo de actividad sexual. A sí mismos, a la pareja o a ambos a la vez. Sobre todo desde que los procesos digitales permiten realizar tales grabaciones sin necesidad de que el material pase por un laboratorio (no hay riesgos de exponerse a la curiosidad de terceros). Todo queda en la intimidad del hogar y completamente ajeno a las miradas extrañas…, o a la de las personas a quien no queramos hacerles esas confidencias.
Este artículo se referirá a las grabaciones que realizan algunas parejas para su propio disfrute o el regocijo de un circuito muy íntimo de personas. No al que muchas personas realizan en casa con fines comerciales. 
¡Nos gusta mirar!
Las imágenes eróticas o abiertamente sexuales excitan tanto a hombres como mujeres. Por eso, aunque no se sea un consumidor regular de pornografía, a la gente les gusta mirar. No mucho: lo justo para excitarse sin dar paso al aburrimiento.
La pornografía casera puede utilizarse de varias maneras. Para satisfacer la curiosidad de verse “en acción” (cualquier clase de “acción” sexual) mientras se está “en acción”, lo que suele tender a enardecer más a quien así se contempla; o para utilizar el material grabado, posteriormente, en otra ocasión, para excitarse contemplándolo, a solas o en compañía. En ambos casos, el material conseguido puede estar centrado en una misma, a solas, en la pareja, también a solas, o en ambos miembros de la pareja interactuando sexualmente. Cada una de estas situaciones proporciona y satisface curiosidades diferentes.

Pasos a seguir

Lo primero, verse en acción durante la actividad sexual (masturbándose, interactuando con la pareja, masturbándose ésta…), puede conseguirse con simples espejos estratégicamente situados, o con una cámara de grabación que mientras guarda las imágenes también las proyecta sobre una pantalla colocada para facilitar la visión.
Lo segundo, utilizar el material grabado como excitante posteriormente, puede hacerse de dos maneras. Grabando a la pareja en acción para visionarlo después a solas o en compañía, o grabándose a una misma con desconocimiento de tu pareja para mostrárselo después y sorprenderla. Ella puede hacer lo mismo para ti.
Tened en cuenta una cosa: la postura para practicar el coito más común en nuestra cultura, la “del misionero”, es poco fotogénica. Por eso, veros en la pantalla haciéndolo de esa manera, puede encenderos la primera vez que lo veáis, pero os aburriréis con facilidad. De modo que resulta aconsejable grabarse haciéndolo en otras posturas. Aprovechad vuestro conocimiento de lo que más os excita ver para utilizarlo en vuestras grabaciones.
Disfrutareis mucho de este modo: preparándolo todo, actuando mientras se graba, y contemplando posteriormente las imágenes en la pantalla. 

Reglas básicas para hacerlo
Para realizar porno casero hay que tener en cuenta varias cosas. En primer lugar, que los dos consintáis en hacerlo. En segundo lugar, que ambos sepáis que vuestras actividades sexuales se están grabando en ese momento (salvo que la gracia esté en que no se sepa; pero eso debe estar pactado previamente). Y, en tercer lugar, que nada de lo grabado se exponga más allá de las personas que previamente hayáis decidido (habitualmente, los dos miembros de la pareja).

Mucho mejor con complicidad
Tened en cuenta que si el porno casero tiene el aliciente de la complicidad y la excitación compartida, también posee la grave desventaja de que vosotras o vuestra pareja lo utilicéis ilícitamente para humillar al otro en público (por despecho, divorcios, etc…). Bien mostrando las escenas grabadas para consumo íntimo a vuestras amistades o a las suyas, bien colgándolas en Internet sin su consentimiento.
Por eso, siendo atractiva la idea de grabarse manteniendo relaciones sexuales, muchas personas lo rechazan por temor a lo que sucederá después con ese material grabado.
Fuente: Terra Mujer/ Jesús Ramos. Psiquiatría-Sexología