Hay quienes afirman que el sexo adelgaza, pero cada vez más investigadores se muestren contrarios
a tal afirmación. Peor lo que nadie parece poner en duda es el papel
que las relaciones extramatrimoniales tienen en el adelgazamiento de los
adúlteros. Una nueva encuesta realizada en el Reino Unido ha puesto de
manifiesto que ser infiel puede ser una útil –aunque inmoral– herramienta para perder esos kilos que nos sobran.
Lo que no aclara, de todas formas, es si esta pérdida de peso se debe a
los quebraderos de cabeza que mantener una doble vida amorosa
proporciona, o si está originada por otras actividades más físicas,
aunque las explicaciones señalan a ambas tesis.
Como
mostraban los resultados de la encuesta, más de la mitad de los hombres
infieles (exactamente, un 53%) perdieron peso después de comenzar la
nueva relación. Un dato aún más significativo en el caso de las mujeres: un 62% de las mismas afirmaban que la infidelidad les hace perder peso.
Además, la cantidad perdida era mucho más alta que en el caso de los
hombres, ya que mientras los hombres perdían seis libras de peso (unos
2,7 kilogramos), las mujeres llegaban a pesar diez libras menos (nada
menos que cuatro kilos y medio). Por supuesto, dichos resultados deben
tomarse con precaución, ya que, aparte de las implicaciones éticas de la
infidelidad, las razones que pueden causar este adelgazamiento no son
nada saludables.
Un cambio conductual inesperado
Como
buena actividad física intensa que es, practicar sexo provoca la
pérdida de peso, o al menos eso dice la tesis más popularmente
compartida. Los estudios suelen apuntar a que se pierden entre 100 y 300 calorías por cada sesión de media hora, una teoría bastante extendida. Sin embargo, el New England Journal of Medicine ha
publicado recientemente un informe en el que pone en tela de juicio tal
afirmación, e indica que la cantidad de calorías que se queman no es
superior a las 3,5 en cada acto sexual. Desde luego, una cifra muy
lejana a la defendida hasta la fecha, por lo que probablemente esta no
sea la razón principal de la pérdida de peso de los adúlteros.
Dejando
aparte explicaciones puramente físicas, lo que la mayor parte de
psicólogos han aducido históricamente para explicar los cambios en la
persona infiel, y que se producen a niveles muy diferentes, es que
originan una serie de cambios conductuales que generalmente implican la
pérdida de peso.
El estrés es
común a todos ellos, a pesar de que aparentemente una infidelidad
estaría ocasionada por la búsqueda del placer. Para empezar, una
relación extramatrimonial implica que debemos mentir a nuestra pareja
(salvo que esta sea extremadamente liberal) y ocultarle información, así
como compatibilizar agendas y emociones. Como han puesto de manifiesto
diversos estudios, como el realizado en 2012 por un grupo de científicos
de la Universidad de Nôtre Dame encabezados por Anita Kelly, mentir provoca que se liberen de manera inconsciente hormonas del estrés
que, a su vez, hacen que el corazón lata a más velocidad, que la
respiración se acelere, que la digestión se ralentice y que los niveles
de serotonina aumenten.
Todo ello contribuye a la quema de
calorías. Además, también cambia nuestra organización del tiempo. En
algunos casos, los infieles han de saltar una comida para poder
encontrarse con su amada (o amado), o encajar en su agenda dicho
encuentro, lo que provoca que se coma más rápido o menos, o que se pase
menos por casa, donde la comida siempre será más abundante y sana que
picoteando algo entre horas. También el comportamiento manipulador,
directamente relacionado con las relaciones adúlteras, puede causar
estrés. Al mantenernos mucho más alerta para hacer encajar los relatos
que ofrecemos a unos y a otros, el desgaste psicológico es sensiblemente
superior.
Como señalan los responsables del estudio, “tener un affaire puede provocar un importante estímulo psicológico.
Todos sabemos que cuando somos infelices tendemos a comer más y de
forma menos saludable”, lo que conduce al engorde, una visión
inocentemente positiva de las consecuencias de las infidelidades. Para
afirmar tal cosa, hay quienes identifican felicidad e infidelidad, pero
la experiencia ha demostrado que no suele ser lo más frecuente.
Fuente: El Confidencial