“Oh, Dios, no me hagas ser incomprendido”, cantaban los Animals
en «Don’t Let Me Be Misunderstood», una frase que podrían pronunciar
millones de mujeres y hombres de cualquier parte de mundo durante sus
salidas nocturnas en busca de compañía del otro sexo o un mero rato de
diversión, cuando a pesar de poner todo el empeño posible, la
comunicación entre ambos sexos en lo concerniente al flirteo es tan
complicada que deriva en situaciones violentas (“pensaba que te
gustaba”), cuando no directamente humillantes para el que se ha atrevido a dar el paso adelante.
Así
pues, necesitamos estar armados con una pequeña guía de bolsillo para
descifrar las intenciones de nuestras potenciales parejas y evitar esos
traumáticos episodios que todos hemos vivido. ¿Es tal cosa posible? La
verdad es que las mujeres son mucho más difíciles de descifrar que los
hombres: como señala Peter Hutchinson en un artículo publicado en The Telegraph, su coach Jo Hemmings le había recordado que los signos que los hombres emiten para mostrar su interés por el otro sexo son apenas diez, mientras que en el repertorio de las mujeres se cuentan unos 50 diferentes, mucho más sutiles y, por ello, menos evidentes a simple vista.
Pero ello no quiere decir que sea completamente imposible anticipar
las intenciones de la otra persona. La proxémica, ese término empleado
por el antropólogo Edward T. Hall para hablar sobre las
distancias que separan a las personas en diferentes situaciones
sociales, puede servirnos para entenderlo. También la kinésica (el
significado de los movimientos corporales) o el análisis del lenguaje
corporal, ya que a partir de ellas se han desarrollado libros como The Body Language of Flirting, Dating and Romance (Gestech Publications) de Raymond C. McGraime, Secrets of Sexual Body Language (Amorata Press) de Martin Lloyd-Elliott o Body Language Secrets: A Guide During Courtship & Dating (Steel Balls) de R. Don Steele. A partir de toda esta bibliografía, descubrimos una serie de signos a la que debemos prestar atención si queremos conocer las intenciones de esa mujer que nos interesa.
–Si se acicala delante de ti.
Apartarse el pelo de la cara, chuparse los labios para hidratarlos o
ponerse vaselina o lápiz de labios son actitudes en principio
inconscientes que sugieren que la mujer está interesada en la otra
persona, por lo que se apresura a asegurarse de que su look es impecable. ¿A tu pretendiente no le importa que la veas despeinada, vestida de cualquier manera y sin maquillar? Malas noticias.
–Si inclina tu cuerpo hacia ti.
Cuando estamos sentados en la mesa en un restaurante o nos encontramos
junto a la barra de un bar, inclinarnos hacia la otra persona indica que
somos receptivos a lo que nos tiene que ofrecer. Si, por el
contrario, nos reclinamos hacia atrás (no digamos ya si nos tapamos la
cara o colocamos los brazos ante nosotros) estaremos adoptando una
actitud reservada y distante.
–Si sus pies te señalan.
Tendemos a adoptar posturas en las que nuestros pies están dirigidos
hacia aquella zona de la habitación a la que queremos encaminarnos. Lo
cual quiere decir que apuntar con tus pies a otra persona significa que
sientes curiosidad por ella, pero que si tu potencial pareja ha girado
los pies a la puerta del bar, es porque quiere salir disparada cuanto
antes.
–Si mueve sus labios. Uno de los signos inconscientes de
cortejo para las mujeres es mover los labios o hacer llamar tu atención
en ellos, a través de una larga serie de acciones, que van del simple "poner morritos" a beber continuamente de un vaso, pasando por masticar de manera lenta.
–Si se remanga los brazos. Jo Hemmings señala
que las muñecas son una de las partes más sensibles del cuerpo de la
mujer, y que subir las mangas indica que se está poniendo al descubierto
una parte de su ser especialmente íntima (aunque no lo parezca). La desnudez de los antebrazos puede ser solo el primer paso en el camino de la desnudez total.
–Si sus pupilas están dilatadas.
Cuando una persona siente simpatía o interés por algo o alguien, de
manera automática, sus pupilas comienzan a dilatarse. Así que, además de
entablar el siempre útil contacto visual para estrechar la relación, la
prueba de los ojos puede ayudarnos a descubrir si una mujer está interesada o no en nosotros.
–Si sus pechos te señalan.
Expliquemos esto, ya que no queremos que dé lugar a confusiones. Al
igual que ocurría con las muñecas, los pechos son una de las partes más
sensibles del cuerpo femenino y, en concreto, una de las que más se
prestan a ser protegidas. Ello quiere decir que, mientras cruzar los
brazos delante de ellos es un síntoma de necesidad de protección,
presentar una postura corporal en la que el pecho resalte a la mirada nos señala el camino a seguir.
–Si alza sus cejas.
Se trata de un gesto que indica que tenemos nuestros ojos abiertos a lo
que tenemos delante de nosotros, así como que sentimos curiosidad y predisposición.
Hay una excepción, claro: que el alzamiento de cejas se produzca como
respuesta a una proposición indecente. En ese caso, no significa
interés, significa que debes volver por donde has venido.
–Cuando no aparta tu mirada en las distancias cortas.
Es una de las preguntas que quita el sueño a todo hombre: ¿Cuándo
lanzarse a besar a una mujer minimizando el riesgo de que retire la cara
al hacerlo? Algunos expertos señalan que está relativamente permitido
lanzarse si se cumplen dos factores. El primero, que la distancia entre
las dos caras sea cercana, es decir, haya superado los límites de lo
socialmente aceptable con un amigo o compañero. El segundo, que la mirada a los ojos entre los dos se mantenga durante un período más o menos prolongado de tiempo sin que ninguno desvíe la mirada.
–Si te imita. Terminamos adoptando los mismos gestos que esas
personas que consideramos interesantes, influyentes o seductoras, por lo
que si nos vemos reflejados en la mujer que nos interesa, seguramente
estemos marchando por el buen camino. También puede ocurrir en el caso
en que, por ejemplo, agarremos el tenedor o el vaso al mismo tiempo. Aunque cuidado: puede ser que simplemente te esté vacilando.
–Si te toca. De manera no sexual, se entiende, porque entonces ¿para qué necesitaríamos estos consejos? La proxémica señala que tendemos a situarnos más cerca de aquellas personas con las que nos sentimos a gusto
–por lo que fíjate si en un bar realiza movimientos estratégicos para
situarse a tu lado– y queremos entablar una relación, al mismo tiempo
que evitamos gestos como cruzarnos de brazos (si esto ocurre, no tienes
ninguna posibilidad).
–Cuando sales ganando en la comparación.
Quizá todos los puntos anteriores no digan nada por sí mismos, ya que
puede ser que una mujer sea lo suficientemente extrovertida como para
hacer todo lo previamente listado con cualquier hombre que se cruce en
tu camino. Así que fíjate cómo se comporta con los demás y piensa en cómo actúa contigo. A lo mejor simplemente es así, a lo mejor has triunfado.
Fuente: El Confidencial