Decía el gran Gabriel García Márquez que "el problema del matrimonio
es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que
volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno". Y la
verdad es que hay ocasiones en que los cimientos de esa vida en común se
ven tambaleados por muchos factores, y el sexo, según los expertos,
tiene mucho que ver en esto.
Esteban Cañamares, psicólogo experto en relaciones de pareja, asegura que es un gran indicativo para saber si una pareja existe o no
como tal: "El sexo en una pareja es imprescindible. Sin él, una pareja
no existe. Pueden ser amigos o compañeros, pero nada más".
La frecuencia en las relaciones
"Casi el 80% de las parejas casadas tienen relaciones sexuales varias
veces al mes o más", según revela un estudio de la Universidad de
Chicago 1994 ('La organización social de la sexualidad: Prácticas
sexuales en los Estados Unidos'), publicado en "The Wall Street Journal".
José Bustamante, psicólogo especialista en sexualidad y pareja, miembro permanente de la
Academia de Sexología y Medicina Sexual y autor del libro '¿En qué piensan los hombres?'
advierte que, en general, los estudios que hay sobre frecuencia sexual
deben tomarse siempre con prudencia, pues "hay que tener en cuenta que
los datos se obtienen de las encuestas realizadas a la población y
normalmente, en lo referido al sexo, nunca se es del todo sincero".
A pesar de ello y teniendo en cuenta esta aclaración, los datos nos revelan que "la frecuencia sexual media es de unos 3,2 encuentros sexuales
a la semana en el primer año de convivencia de una pareja, durante el
tercero la media de relaciones sexuales está entorno a las 1,9 por
semana y a partir de ese tercer año las parejas disminuyen hasta 1,1
encuentro semanal", indica.
La explicación, dice, es lógica. "Durante ese primer año, por lo
general, está presente el mayor de los afrodisíacos, el enamoramiento:
tanto ellos como ellas sienten la necesidad de estar íntimamente con el
otro, poco importa el tiempo y el lugar. Las hormonas nos ayudan a que
así sea en esa primera fase del amor, la convivencia, no tanto el
matrimonio en sí, sino el hecho de vernos las caras cada día. Los tres años es una barrera típica,
pues a partir de ese momento muchas parejas se consolidan, pero otras
tantas empiezan a vivir una crisis y/o a cuestionarse su relación. A
partir de aquí, a nivel sexual, lo habitual es que el deseo disminuya,
al menos en uno de los miembros de la pareja. Al menos, a eso es a lo
que nos invitan los cambios biológicos que se producen en los
enamorados".
No obstante, el matrimonio no es un factor que afecte negativamente
al deseo, lo que sí es un elemento relevante es la convivencia. "Cuando
no convivimos, las ganas de vernos son constantes, nos echamos de menos y
buscamos momentos de intimidad con nuestra pareja", explica.
Factores del deseo sexual
El deseo sexual tiene su motor principal en la fantasía. Es decir,
"cuanto más fantaseemos, cuanto más pensamientos eróticos tengamos mayor
será nuestra libido", asegura este experto. Es cierto que aparece solo,
sin hacer nada, basta con enamorarse o sentir atracción por alguien
para que nazca el deseo, pero otra cosa es mantenerlo
en el tiempo, para eso no basta con quererse, hay que salvar la
monotonía. "La fantasía no es sólo imaginar relaciones que nunca he
tenido, sino también rememorar un encuentro íntimo con la pareja o
prepararlo en la imaginación", afirma.
Por su parte, añade Cañamares que hay tres factores fundamentales que
son inhibidores del deseo: la monotonía y la no sorpresa, la costumbre o
rutina de estar con esa pareja tan sólo por cuestiones sociales o de
comodidad- es decir, "parejas formales, pero no realmente parejas",
define- y por último el que no existan planes en común. "Es muy
importante que haya planes y proyectos, eso alimenta nuestro deseo y las
ganas de estar juntos compartiendo cosas, compartiendo esos planes e
ilusiones".
Por otro lado, las disfunciones sexuales también juegan un papel
importante. "A veces, pueden suponer un problema, pero lo más importante
es acudir al especialista cuanto antes, y sobre todo, sin vergüenzas",
confirma.
Y por último, cabe resaltar cómo juega el deseo sexual en las
diferencias de género. A pesar de la creencia popular, mantiene
Bustamante, hombres y mujeres tenemos la misma capacidad para desear,
aunque es cierto que por el tipo de educación que unos y otros
recibimos pueden presentarse algunos matices. Pero es cierto que "en
cuanto a las formas sí aparecen diferencias más notables", afirma.
Si bien el hombre puede sentir el deseo de una manera más rápida e
independiente del momento y el lugar además de apuntar al sexo como una
forma medir la relación, de tener la conciencia de que todo va bien.
"Por ejemplo, ¿cómo va tu matrimonio? Bien, tenemos
sexo X veces a la semana". Por el contrario, continua este experto, las
mujeres acostumbran a requerir de un espacio de intimidad, de un tiempo
de buen clima con la pareja y sobre todo de un pensamiento erótico
(siempre hablando de parejas estables) y por otro lado, para ellas, el
sexo es una consecuencia. Es decir, "cuando nos sentimos bien, cuando la
pareja funciona, la consecuencia es que hacemos el amor", expone. No
obstante, asegura, estos roles se van cuestionando.
Recomendaciones y consejos
Y bien, así como el amor, o el bienestar de la pareja, el deseo sexual hay que cuidarlo. "El sexo no es una obligación,
no te fuerces a tener relaciones. Pero tampoco esperes a que el deseo
te sorprenda, búscalo: sal de cuando en cuando del lugar de confort,
busca cosas nuevas, y quita las minas del terreno erótico (es importante
sentirse tranquilo y relajado y dejar fuera los reproches y los
enfados)", recomienda el autor de '¿En qué piensan los hombres?'
Así, insiste Cañamares, es muy importante hacer planes juntos,
entender la sexualidad como algo más allá del coito (hay muchas formas
de disfrutar de la relaciones sexuales) y sobre todo, hablar con
confianza y con los médicos y especialistas si surge algún problema o
duda a nivel sexual.
Fuente: elmundo.es